lunes, 29 de marzo de 2010

Hikari Sushi Bar


El Hikari Sushi Bar está en el Hotel Hesperia de Madrid junto al restaurante "La Manzana" (del que hablo también un poco más abajo). Fuimos con un menú cerrado que reservamos por Internet a buen precio y lo completamos con un plato más. La atención es estupenda, pero la espera entre plato y plato fue demasiado larga, aunque nos explicaran que todo se hace al momento. El producto es muy fresco y a pesar de que uno va a un japonés pensando básicamente en pescado, el mejor plato fue el de carne (aunque todo lo anterior también fue remarcable). Empezamos con una cervecita japonesa (Sapporo) con un poco de salmón marinado. Luego la sopa de miso, muy sabrosa, y la ensalada de Algas con ravioli de gambas. Vale la pena probarla tal cual, aunque al final le añadimos un poquito de salsa de soja. A continuación los nigiris fríos y calientes. Los de pescado suaves y fresquísimos y de entre los calientes, muy curioso el de secreto ibérico. Completamos con unos makis de atún rojo y rematamos con la costilla de ternera con salsa teriyaki y puré de patata que nos dijeron que preparan en una cocción lenta de 24 horas. Estaba realmente buena. La carne se puede tomar con palillos y tiene un sabor intenso. Lo regamos todo con una botella de Cuvée Santamaría Finca Fondo del Frare Brut Nature, que combinó muy bien con los nigiris y de postre un sorbete de yuzu (con su sabor cítrico como de mandarinas ácidas) con algo de chocolate. Nos invitaron a unos limoncellos para seguir con el rollo cítrico, aunque no es mi licor favorito....Con los cafés unas galletitas. En general bastante bien si no hubiera sido por el tiempo, que no es que lleváramos prisa, pero la cena se prolongó demasiado.

martes, 16 de marzo de 2010

Caer en la tentación (Restaurante "La Manzana" Pº de la Castellana nº 57 - Hotel Hesperia)



En la vieja disputa mediática entre los partidarios de la cocina de producto y la de vanguardia yo siempre me he apuntado al carro de las nuevas tecnologías y la experimentación, pero últimamente me muevo más en terreno neutral: ¿Porqué renunciar a lo bueno, sea a fuego lento o con soplete?...

Y viene esta reflexión a cuento por la cena de la otra noche en La Manzana, el restaurante madrileño asesorado por Santi Santamaría, en el mismo hotel y justo encima del Santceloni, con el que comparte muchas cosas....

Pedimos un menú "cerrado" a muy buen precio, pero el Maître nos dio a elegir los segundos platos. Y no fue ese el único detalle, ya que -además del servicio, excelente- también nos amplió el maridaje de vinos y nos deleitó con unos quesos espléndidos.

Con la cervecita y de aperitivo nos trajeron un poco de aceite y panes y una versión "mínimal" de la tradicional butifarra con munchetas...un guiño catalán en plena Castellana madrileña.

Después nos ofrecieron una copa de Belondrade y Lurton para la terrina de foie de pato con compota de manzana y avellanas (con tostaditas) y un rosado del Penedés (Gran Caus) para la sopa de cebolla con huevo escalfado y crujiente de parmesano.

De pescado tomamos el sapito, que venía con una guarnición de patatas, con un delicioso sabor como escabechado....rematado con una copita de champagne Mumm.

En las carnes, probamos las albóndigas de jabalí y la carrilada de ternera (éramos dos)....con el acompañamiento de un tinto Regajal, de Aranjuez, que no conocíamos y que nos gustó mucho.

A esas alturas el éxito estaba garantizado, pero todavía quedaban más emociones gustativas con los quesos.....incluido el Morbier con su capa negra de cenizas (toda una experiencia) acompañado por un dulce malagueño, el Ariyanas de la Axarquía....aunque el Maître todavía ganaría más puntos con su invitación a una copita de Pedro Jiménez, Lustau, para acabar con el queso azul y la pasta de membrillo.

La mousse de chocolate con crema de café casi pasó desapercibida -a pesar de estar de muerte-, pero es que ya no podíamos más.....

Rematamos con los cafés y al pedir la cuenta ¡sorpresa¡....se nos cobró lo previsto en un principio, aunque el menú inicial había sido "enriquecido" notablemente. Además hay zona de fumadores, cosa que se va agradeciendo en los tiempos que corren.

En Santceloni no he estado, pero si multiplica lo vivido aquí puede ser increíble (habrá que ahorrar¡¡¡).