lunes, 30 de marzo de 2009

Chorizo al CO2


Que balcón ¡¡¡...que maravilla ¡¡¡¡...lo malo es que el ahumado puede saber un poco a gasoil ¡¡¡¡¡¡

Nos parecemos mucho

Video tronchante de esos que me mandan a veces. Lo titulan Pachá Melilla...si es que en todas partes cuecen habas¡¡¡¡....lo del Trance Dance está inventado desde hace mucho¡¡¡


Valencia gastronómica


Recien llegado de un fin de semana lluvioso en Valencia. No he tenido más remedio que olvidar el mar refugiado en los RESTORANES....La Salita es una pasada...lo bien que se come por poco dinero. Un poco más caro es Vertical, con su estrella Michelín, pero vale la pena conocerlo.


miércoles, 25 de marzo de 2009

Música que escucho ahora

Love etc Mix
Marzo 09
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Push Push (Rainer Weichhold Birthday Remix) - Rockers Hi-Fi
Touch My Horn - Jesse Rose
I Can Sing – Mr.V
Yuki - Hideo Kobayashi
Speaker (ATFC Mix) - Seamus Haji, KC Flightt
Rockafeller Skank - Fatboy Slim & Koen Groeneveld
Shake That Ass - Clubz's Mix – Clubzound
Deep Inside - Harry Choo Choo – Hardrive
Beatbox (Inpetto Remix) – Moguai
Deepest Desire – K-Scope
Bofe De Elite – Mastiksoul
Cocktail Queen - Melleefresh, Deadmau5
Dancin (a little more vocal mix) - erick more morillo
Love etc (Gui Boratto mix) - PSB

De pequeño me cantaban esta canción, por aquello de cumplir años cuando llega la primavera....no me acordaba ni de como se lamaba el tema...pero mi compañera y sin embargo amiga Vanesa la ha encontrado¡¡¡¡. El video no tiene desperdicio¡¡¡¡¡¡




lunes, 23 de marzo de 2009

Regalo con raices

Txacolí....Txapela y queso de Idiazábal.....uno de los regalos de cumpleaños. Ya me puedo ir así pa Donosti¡¡¡¡¡

47


La tarta de cumpleaños.....me han caido 47 primaveras....hay que joderse¡¡¡¡¡

Camela pasó a la historia......



De lo más fuerte que he encontrado en la red últimamente....canción protesta de nuestros dias.....

miércoles, 18 de marzo de 2009

Juanito el constructor











Fotos del hijo de Valle y Mauricio. Juanito con su juego de construcción.

Un día cualquiera en la redacción








Algunas fotos en el curre

sábado, 7 de marzo de 2009

Michelin


Artículo de Antonio Jiménez Barca en El Pais sobre la tiranía de las esterllas Michelín:

Hace seis años, Bernard Loiseau, uno de los mejores y más celebrados cocineros franceses, se suicidaba de un tiro de su escopeta de caza en su casa de Saulieu (Côte-d'Or). Tenía 52 años, tres hijos, un imperio gastronómico creado desde la nada y una mujer que lo adoraba y que le descubrió en la cama con la cabeza destrozada del disparo. Unos días antes, el cocinero, con tres estrellas de la guía Michelin, había bajado en la exclusiva guía culinaria de GaultMillau: de un 19 sobre 20 que ostentaba, había descendido a un 17 sobre 20. Se especulaba además con la posibilidad de que perdiera una de las tres estrellas del restaurante. Algunos achacaron su muerte al declive profesional de un hombre obsesionado con su trabajo que se veía condenado a perder categoría. Otros, a las deudas. Un cocinero amigo de Loiseau confesó entonces: "Él decía que si perdía una estrella, se suicidaría. Era un tipo sensible. A ellos les gusta jugar con nosotros, nos suben y luego nos bajan. Creo que eso es lo que le destrozó".

Tras alcanzar el Olimpo culinario, Veyrat cierra por sorpresa su restaurante y deja la primera línea

Roellinger, un cocinero culto y refinado, renunció a las estrellas hace meses para abrir un local más modesto

La misma edición de ese año de la guía, que hacía retroceder dos puntos funestos a Loiseau, encumbraba a otro cocinero que alcanzaba la hasta entonces jamás obtenida puntuación de 20 sobre 20. Se llama Marc Veyrat: original y polémico, se encontraba entonces en la cumbre de su carrera. Hace una semana, días antes de que la guía Michelin anunciara la veintena escasa de restaurantes franceses con tres estrellas, Veyrat anunció que renunciaba a ellas, que cerraba su emblemático restaurante por motivos de salud y que se retiraba para siempre de la primera trinchera culinaria. La guía Michelin, sin tiempo para rectificar, salió el lunes con el nombre del restaurante, L'Auberge de l'Eridan, situado al borde del lago Annecy, en los Alpes franceses, a un paso de la frontera suiza.

Algunos expertos manifiestan que además de los problemas de salud, la decisión de Veyrat esconde también el deseo de sacudirse la presión de mantener las gloriosas tres estrellas. El galardón equivale a ingresar en el Olimpo culinario. Pero mantenerse en él es más difícil que llegar. Hay que pagar un precio que exige un servicio impecable, un nivel exquisito de cocina; y esto se traduce, además de en una inversión continuada, en una exigencia que no todo el mundo está dispuesto a soportar. De ahí que haya quien prefiera quitarse él mismo las estrellas antes que luchar por mantenerlas o desesperarse viendo cómo se las arrebata otro por no dar la talla.

Y esto ocurre después de otro inmenso cocinero francés, Olivier Roellinger, culto, refinado, aficionado al mar y a las historias de marinos, renunciara también a las estrellas en el otoño pasado, sin renunciar a la cocina. "Después de veintiséis años de felicidad pasados delante de los fogones, encuentro cada día una dificultad mayor en asumir mi deber", aseguró a Le Figaro. Después añadió que abrirá otro restaurante más modesto que el que él mismo ha levantado y que se ha vuelto contra él.

Veyrat tampoco es un cocinero cualquiera. Ni siquiera un cocinero con tres estrellas Michelin cualquiera. Famoso por su eterno aspecto de campesino saboyano, con su típico gorro negro de alas anchas y sus gafas redondas, autodidacta, simpático y amigo de los medios de comunicación, es desde hace años una celebridad. Su cocina, aunque incorpora las más modernas técnicas de Ferran Adrià, es heredera de sus raíces saboyanas y campesinas. Demonizó la mantequilla, la grasa y el aceite. Por el contrario, cada mañana "temprano, cuando sube la savia", según explicaba, salía al monte cercano a recoger hierbas y plantas aromáticas, hasta el punto de convertirlas en un emblema de su cocina.

Él mismo confesó que mientras sus hermanos estudiaban, él se volvía una especie de inútil pueblerino. Su padre, harto de él, lo envió a una escuela de hostelería. Se inscribió en septiembre. Le echaron en febrero. Con todo, ya había decidido ser cocinero. Antes trabajó de muchas cosas. A los 27 años abrió su primer restaurante. A los 37 ganó su primera estrella. A los 42, la segunda. A los 45, la tercera. Diez años después, coincidiendo con el suicidio de Loiseau, se convertía en el cocinero perfecto al lograr el 20 sobre 20 citado. Construyó un segundo restaurante también en Saboya que era una réplica exacta y algo obsesiva de la granja en la que él creció. Su fama aumentó. También sus enemigos. Hay críticos que le tachan de "falso campesino" y, sobre todo, de saber copiar muy hábilmente a los demás.

Hace dos años un accidente de esquí le destrozó el cuerpo y la vida. Al chocar contra su hija se fracturó los hombros, se hirió en las cervicales y se rompió la pierna izquierda en varios sitios. Vendió el segundo restaurante, volvió a la cocina en silla de ruedas. Hoy aún emplea muletas.

"Todavía no puedo andar bien. Estos últimos años he hecho lo máximo por servir a mis clientes. Pero he llegado al límite", asegura a Le Parisien. Tiene proyectos relacionados con la ecología y la cocina. Pero no volverá a luchar por la gloria de unas estrellas que exigen demasiado. "He tenido todos los títulos", dice. "No he conocido otra cosa que felicidad. Sé lo que debo a las guías y a los periodistas. No pongo en duda el sistema. Sólo me voy muy tranquilo diciendo hasta siempre a todo el mundo, aunque no adiós".


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Esta otra noticia es el contraste:


Las autoridades británicas han anunciado que las personas intoxicadas tras comer en el selecto restaurante inglés The Fat Duck, distinguido con tres estrellas Michelín, ascienden ya a 400. La Agencia de Protección de la Salud (HPA) investiga un brote de "brote de diarrea y vómitos" asociado al local que regenta el chef Heston Blumenthal.