martes, 25 de mayo de 2010

La Cabaña de la Finca Buenavista (Murcia)




Me parecía un misterio que le dieran una estrella Michelin a un restaurante que no abre los fines de semana, que sólo da cenas los Jueves, que está dentro de una cabaña africana y en unas instalaciones diseñadas básicamente para celebraciones. Tampoco es fácil encontrar el lugar si se es de fuera (como es el caso). Pero GPS en mano, las dudas se disipan cuando pruebas la cocina de Pablo González-Conejero. Deslumbra con los nitrógenos y las espumas pero cuida el producto y utiliza las técnicas a mayor gloria de los sabores. El comienzo con la sorpresa de las "joyas" (tres esferificaciones en una caja) continua con otros "snacks" de vanguardia. Los platos son contundentes y terminan con un kobe delicioso con trazas de carbón. A destacar también el atún rojo, con acompañamientos en diferentes texturas para ir acompañando/jugando con el sabor principal. Los quesos casi líquidos en presentaciones diferentes también un "must". Los postres van de menos a más, pero la abundancia de "petit fours" hace que te arrepientas de haber rechupeteado la cuchara antes.....Con los dulces un Pouderoux Maury 2002, que completa las otras bebidas. Unas cervezas fresquitas durante los aperitivos y un Dominio de la Vega, reserva especial, que maridó de muerte con la ostra. El servicio es excelente, siempre atento y correcto. Además "todavía" se puede fumar. La experiencia ha sido muy buena y la pena es que sólo se pueda repetir en día de diario. El único "pero" que pondría sería el de la música, manifiestamente mejorable (mucha banda sonora y "clásicos populares"). El menú degustación es largo, para tomar sin prisas. Y si el comienzo es espectacular, el final es de la misma índole. Añado La Cabaña a la lista de templos murcianos, junto al Palacete rural de la Seda o el Trapería 30.