lunes, 19 de octubre de 2009

El Club Allard




Nueva zampada ampliando horizontes por la guia Michelín. Creo que El Club Allard es uno de los mejores restaurantes de Madrid. Lo primero que llama la atención de este sitio es la decoración, muy burguesa, recuerdo de su antiguo cometido como club privado en "La Casa Gallardo", en pleno centro, Plaza de España esquina Ferraz. La atención, sin embargo, es muy cercana y no llegas a sentirte fuera de lugar aunque no compartas esa estética. La música que nos acompañó recorrió desde repertorios clásicos a Annie Lennox. La cocina está en manos de Diego Guerrero, que se acerca él mismo a tomarte nota y también al final para preguntar que tal la cena. Pedimos el menú clásico con dos snacks, tres entrantes, una carne, un pescado, un pre-postre y dos postres, más el café y los petit fours. El primer aperitivo era un té de jazmín con espuma de coco que emulaba una cerveza coronita. Después un pequeño quesito babybel de camembert. Los entrantes eran de premio...platos que han recibido algún galardón...como el famoso huevo con pan y panceta sobre crema ligera de patata...buenísimo....el bombón de bacalao y pil-pil en lecho esponjoso de brandada y churros de pan de ajo (más discreto)...y la ternera en terrina con natillas ligeras de foie, que le encantó -sobre todo- a mi acompañante. El pescado era una merluza con un caldito a base de un nabo japonés que no recuerdo el nombre. La merluza estaba jugosa y se dejaba mezclar muy bien con el fondo. El último plato es la carrillada de ternera glaseada al jugo de Módena, yuca y membrillo de plátano al romero. Un plato tal vez sin muchas complicaciones técnicas, pero bien ejecutado. La carne se deshace en el paladar. A modo de sorbete para cambiar de sabores, nos pusieron una especie de granizado de whisky y luego los postres, que para mi fueron lo mejor de la velada...la espectacular "pecera" con una especie de coral de chocolate blanco, una cáscara de mejillón también de chocolate, crujientes, espuma de blue curaçao y crema de yogurt al fondo. Después el chupito de chocolate con churros también genial. Al principio, con las cervezas, probamos un aceite extremeño (de Miajadas) que estaba riquísimo, con una pizca de sal. Para acompañar las viandas pedimos un cava....el Privat Opus Evolution, Brut Nature Gran Reserva, hecho con uva Chardonnay, ligero y delicioso...en copas Italesse. Agua sin gas noruega Voss en vasos Schott y servicio atento para que nunca estuvieran vacios. Los petit fours incluían unas nubes, unas gominola de blue curaçao, un financier de Té verde con algas y sésamo y unos geniales mikados de kikos. Yo además me animé a probar una infusión y fue un acierto, el rooibos sudafricano, con trocitos de coco y chocolate...el resultado es dulce y suave. La cena resultó un éxito, salimos encantados y con ganas de repetir y probar algo de lo que esté haciendo ahora el chef, tal vez platos con un poco más de riesgo, ya que de momento hemos probado sus "Greatest Hits". Merecida estrella Michelín.

2 comentarios:

  1. ¿y de Málaga no cuentas ná? ...anda, que seguro que has comido mu requetebién..

    ResponderEliminar
  2. lo de malaga fue puchero de arroz en los montes ¡¡¡ uhmmmm

    ResponderEliminar