domingo, 20 de septiembre de 2009

Robuchon


L'Atelier de Joel Robuchon en Las Vegas.

En medio del caos en el que se convierte esta ciudad se puede encontrar algo más que un buffet de casino. Joël Robuchón tiene en Las Vegas su restaurante de tres estrellas Michelín y también L'Atelier (El Taller), una estrellita, y una réplica de los establecimientos que tiene en Paris, Tokio, Londres o Nueva York. La decoración es exquisita (viendo lo que se ve por la calle) y la idea es que el público vea desde la barra cómo funciona la cocina. El espectáculo impresiona. El jefe da órdenes continuamente (en francés) y a veces grita. Los demás le obedecen y corren, parten, gratinan, emplatan y sirven. Tomamos el menú de otoño regado con una botella de Fumé Blanc de Robert Mondavi, un cabernet sauvignon hecho en el valle de Napa. El aperitivo era una crema con carne de cangrejo y pimienta. Después ¡¡gazpacho¡¡...un poco salado y con toques cítricos, que es algo que aparecería también después. En la barra, además, había un jamón serrano...lo digo por el toque hispano. Tras el gazpacho llegó el langostino en papillote crujiente y pesto...suave y templado. El plato principal es a elegir,carne o pescado. La carne es de cerdo...una especie de panceta braseada con cebolla caramelizada que tenía un sabor muy “ibérico”. El pescado, un salmón escocés con alcaparras y lima....delicioso. Antes de los postres, una pequeña degustación de tres quesos franceses con diferentes panes...y para cerrar, los postres: cinco tartitas pequeñas...de limón, de crema de cacahuete, de manzana, etc...y también cinco helados...de frambuesa, de queso, de pistachos...en fin, un buen repertorio de postres en cuanto a colores y sabores. La cristalería de Spiegelau y la cubertería francesa. El servicio bien, sobre todo cuando uno de los camareros nos explicó los platos en castellano. Lo peor: el café....es lo único americano del restaurante (a parte del 20 por ciento de rigor en la propina). Al llegar de los últimos (que es algo muy español) vimos no sólo cómo cocinaban, sino también cómo limpiaban....que trajín de cacharros¡¡¡¡. Después de la cena sales de allí y te topas con las maquinitas del casino. Recomendable.

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