martes, 13 de abril de 2010

Etxanobe (Bilbao)



Gran cena en Etxanobe. El producto es sensacional y los platos, además de sabrosos, mantienen sabores de toda la vida con toques más contemporáneos. Sobre todo los aperitivos. Unas esferificaciones de tomate y un trocito de salmón marinado al final de una especie de ampolla de plástico que dentro tenía un jugo, creo recordar, que de bacalao emulsionado.

La decoración es ciertamente barroca y un poco pomposa, con esos techos con telas de motivos frutales. Las lámparas también son excesivas...pero tampoco molestan si comes bien, como es el caso. La "jefa" de sala tiene aires estrictos, pero nos dejamos en sus manos para el menú y nos confeccionó uno muy completo. Acompañamos con cava, Juvé y Camps, y tras los aperitivos nos adentramos en él. La ensalada de bogavante no tenía mucho misterio, pero sí sabor...el de los trozos ya peladitos del bogavante. Luego la lasaña de anchoa fresca con una base como de salmorejo. Deliciosa. Las kokotxas al pil pil que arribaron más tarde a nuestra mesa también fueron contundentes y con una salsa perfectamente emulsionada. La siguiente delicia fue el huevo poché con foie. Al principio nos pareció, nada mas verlo, un poco simple, pero fue probarlo y pasar a otro estado mental. Para terminar, ya sin hambre, un solomillo merecedor del mito "que buena carne se come en Euskadi". A los postres, la tarta de Josefina, otra buena ración de sabor y -en este caso- de dulzura- Con los cafés, petit fours y la sensación de haber comido en uno de los mejores sitios de Bilbao. Buen servicio, muy atento, y unanimidad a la hora de valorar su estrella Michelin, a pesar de la ya mencionada decoración y de que no se obsesionen con ser rompedores. No siempre es necesario...ni contingente

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