domingo, 30 de diciembre de 2012

Restaurante Chirón (Valdemoro)

Como decía aquel estribillo ochentero "yo jamás te hubiera conocido si no llega a ser por Los Ramones". En este caso cambiamos al grupo punk por la guía del muñeco regordete y ahí tenemos el descubrimiento. Ahora ya sabemos que si estamos "entre Pinto y Valdemoro" hay que tirar para este último destino, con todos mis respetos a los pinteños. Tras la estrella Michelin a Chirón nos aventuramos hacia allá en una noche de niebla cerrada y volvemos satisfechos y convencidos de que el "macarrón" es merecido. Buena cena. Menú gastronómico con unas cervezas de arranque. Snacks curiosos (la aceituna al vermut y los cucuruchos de pisto y bacalao sobre todo). Para la cena, tras revisar un poco una extensa carta, elegimos un "Belondrade y Lurtón" 2009 muy bien servido, copas Riedel, preocupación por la temperatura, etc. Para romper fuego un yogurt de morcilla muy rico y un foie caramelizado con perdiz, queso, membrillo y pan de naranja (espectacular). Luego la tortilla de patatas en copa, para mezclar con el huevo y con lascas de trufa por encima. Bien. De lo mejor el arroz socarrat con vieira y alioli. El arroz delicioso y la vieira jugosa, aunque bien marcada. De pronto nos acordamos de las desastrosas vieiras que nos puso el mediático chef Ramsay en su restaurante neoyorkino. Nada que ver con éstas, mucho mejores y más cerca de casa. Después de ese subidón de sabor tal vez quedaba un poco por debajo el pescado, con salsa de berberechos. Pero el bache se remontaba inmediatamente con un sabroso ciervo con setas y castañas al armagnac. De postre una sencilla brioche con helado de toffe con un regusto delicioso a dulce de leche. Remojando la brioche en el caldo del helado es inevitable recordar algunas torrijas. Café, "pettit fours" y un servicio impecable hicieron el resto. Buena relación calidad-precio. Por poner algún pero, la decoración de la sala tiene mejoras pendientes y -por ser pejiguero- las mesas más cercanas a la cocina pueden escuchar el trajín de los fogones en los días de más ajetreo. Por lo demás, buena cocina sin complicaciones y por lo tanto sin mucho riesgo, aunque muy bien ejecutada. Habrá que volver para el menú "clásicos"....que el cochinillo promete...



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